Poética


Propuesta artística, poética y defensa de la puesta en escena
Un Vania se plantea multiplicar el sentido de la obra, intentando llegar a través del texto chejoviano a ahondar en nuestra inquietud y provocación.
La obra es una unidad autónoma tan teatral, que cada palabra resuena en nuestro presente, constituyendo un teatro representativo de nuestros días, el cual nos permite ir más allá de las palabras para navegar en lo profundo de este gran autor.
Utilizando como punto de partida Tío Vania de Antón Chejóv, esta obra tan inmensamente rica en todos sus aspectos, Un Vania se propone indagar en el espacio de reflexión que nos brinda el texto. Esta pieza tan contemporánea nos permite utilizar su lenguaje, sus palabras, elevando la poética de la actuación. 

La dramaturgia se construye a través de la obra Chejóv, constituyendo el soporte dramático. Respetando el texto en su totalidad, la dramaturgia se sintetiza a partir de la superposición de fragmentos, otorgándole a la pieza un vértigo de construcción y encontrando de esta manera su singularidad.
La puesta está constituida por un único espacio donde conviven todos los demás. Por citar algunos elementos: se observa una cama que esconde ser elástica (cama elástica de tipo circense cubierta con sábanas como una cama tradicional), un sillón que construye el living y que se reutiliza permitiendo a los personajes invadir la escena por la aparición a través del mismo, una ventana a lo lejos que nos permite hablar del exterior,…
La cama elástica habla de la enfermedad, el engaño o la sexualidad desde un punto de vista lúdico. Las posibilidades de las entradas por lugares inesperados generan intriga y el juego de la escucha voluntaria o involuntaria acercándonos a una dinámica shakesperiana, tan reflejada en la obra Chejov.
La ventana que nos abre al exterior habla de todo lo que fue y lo que se perdió, plasma la idea de que ‘todo pasado fue mejor’ y que el presente es una resignación constante de lo que pudo haber sido y no fue.
La iluminación juega un papel crucial diferenciando los espacios y a la vez unificando el espacio, un espacio realista y uno donde el predominio de lo onírico se hace presente. El vestuario también declara el juego de espacios potenciando su diferenciación.
La totalidad de la música y sonidos de la obra, lo construyen los mismos actores desde la escena.
Esta puesta está planteada con una resignificación del espacio escénico mostrando el subtexto a partir de las imágenes.
Utiliza un particular uso del espacio provocando una reescritura que agiliza el texto a una visión más contemporánea. El dinamismo ayuda a que el público se involucre no solo desde la palabra si no también desde lo sensorial.
El espectador despierta sus sentidos en un ejercicio activo de disciplinas superpuestas con las que genera una obra artística multidisciplinaria. Se trasciende así la concepción más tradicional del teatro dotándolo de contemporaneidad.
El equipo de trabajo se ha formado en una filosofía común recibiendo seminarios en el Estudio de Marcelo Savignone y ha trabajado como equipo en otros proyectos teatrales lo que les confiere una cohesión como elenco y un mismo lenguaje actoral.
Un Vania nos plantea la continuación de un teatro basado en sus raíces, la contemporaneidad de lo clásico, lo visionario de Chéjov.